¡Cumplimos 50 años!
El 12 de noviembre de 1971 un grupo de padres, ilusionados y valientes, firmaron los estatutos de la sociedad Colegio Heidelberg, S.A., con el fin de crear un modelo de escuela diferente a los que existían en la época. En sintonía con las corrientes de vanguardia que llegaban desde Europa, impulsaron un proyecto en el que los alumnos no solo aprenderían inglés y alemán, sino que serían educados en los valores de libertad, tolerancia e igualdad.
50 años después de su creación nos encontramos con un Colegio que ha seguido evolucionando al mismo ritmo que se ha transformado el mundo y la sociedad, pero manteniendo intactos sus valores y con el propósito para el que nació más vivo que nunca: ser pioneros en educación.

Compartimos a continuación las palabras que nos dedica un hijo de fundador y padre de exalumno con motivo de nuestro 50 aniversario y damos el pistoletazo de salida a este año de celebración con un mensaje que nos envían algunos de nuestros ex alumnos desde diversos puntos del planeta.

NUESTRO HEIDELBERG CUMPLE CINCUENTA

Hoy, 12 de noviembre de 2021 se cumplen 50 años del día en que un grupo de ilusionados padres firmaban la escritura de constitución de la sociedad anónima denominada COLEGIO HEIDELBERG, S.A. Una valiente apuesta a favor de la educación que buscaba consolidar un proyecto de escuela radicalmente diferente a lo que existía en nuestra isla hasta ese momento. Con la sociedad canaria en un vertiginoso proceso de cambio y apertura, algunos padres entendieron la conveniencia de consolidar un proyecto educativo adaptado a esos nuevos tiempos. Aunque el colegio ya funcionaba desde 1967 en una pintoresca casa de la calle Pio XII, se trataba de dar empuje a esa original forma educación que se adecuaba a la nueva realidad. Mientras en las islas se iba consolidando la llegada de turismo nórdico, inglés y alemán y se observaba que con los extranjeros llegaban otros usos y costumbres que propiciaban nuevas formas de entender y vivir la vida, aquellos padres pioneros fueron capaces de leer e interpretar el momento. No se trataba solo multiplicar la importancia del conocimiento fluido de idiomas como el alemán y el inglés, sino que aquellos padres, aquella escuela, pretendía a través de la educación de sus hijos agilizar al máximo la modernización de nuestra sociedad para, por fin, integrar Canarias y España en la sociedad europea. Soñaban con un colegio secular, mixto e igualitario que educara a sus hijos en los valores que se imponían en Europa. El éxito de la economía alemana de posguerra y la celeridad con la que aquel país se había adaptado a la democracia hacía pensar que era el camino adecuado para educar a los jóvenes de Canarias en los valores de libertad y tolerancia haciendo desaparecer desde la base cualquier atisbo de diferenciación entre sexos. Era 1.971.

Se creaba un colegio que ofrecía educación esmerada y personalizada y que basaría su éxito en la perfecta comunión entre padres y profesores. Un colegio propiedad de los padres de alumnos, -administrado por ellos sin ánimo de lucro-, y gestionado siempre en persecución del único objetivo de la excelencia educativa. Para ello se atendió siempre a los consejos y directivas de los profesores que, verdaderos profesionales de la educación, se convirtieron en los máximos defensores de aquel sueño. La audaz idea originaria fraguó en un sencillo edificio al fondo de Barranco Seco que serviría de ubicación a ese bonito proyecto. Con tiempo, con cariño, despacio, como se hacen las cosas que se valoran y se quieren, aquellos padres y profesores pioneros siguieron trabajando duro con la ilusión de que su sueño se convirtiera en realidad. Podríamos nombrar aquí a decenas de padres, -nuestros queridos padres-, y de profesores, -nuestros respetados maestros-, que dedicaron horas y horas de su tiempo libre e hicieron los mayores esfuerzos y sacrificios para sacar adelante el mejor colegio posible. Sería tan larga la lista y tan imperdonable un solo olvido que desde aquí solo podemos dar las gracias a todos y cada uno de nuestros padres y maestros, así como a todo el cuadro de auxiliares y colaboradores que lograron convertir aquel sueño de 1.971 en la maravillosa realidad del Colegio Heidelberg de 2021.

Así, después de 50 años somos muchos, muchísimos, los alumnos que con infinito cariño y ternura seguimos apegados a nuestro Colegio Heidelberg. Ninguno de nosotros deja de esbozar una sonrisa cuando recuerda aquellos días de colegio en Barranco Seco. Los solajeros de las tardes de junio o septiembre o las frías mañanas de invierno. Como olvidar a los compañeros, los amigos, el comedor escolar, los partiditos y las conversaciones en el patio del recreo; como olvidar a nuestros profesores, siempre cercanos y absolutamente identificados con el colegio; como olvidar el paso de la niñez a la juventud… Que maravillosos recuerdos nos traen aquellas mañanas de sábado con los equipos representativos del colegio en futbol, baloncesto o voleibol.

Aprovechando las posibilidades que nos da esta carta, los alumnos del Heidelberg, especialmente los que nos seguimos sintiendo alumnos aunque hayamos finalizado nuestro bachiller hace ya años e incluso décadas, queremos agradecer a nuestros padres y maestros sus esfuerzos por hacer de nuestra educación su objetivo prioritario. Ha sido y es para nosotros un placer sentirnos parte de la maravillosa familia del Colegio Heidelberg. Por eso, en el momento de cumplir 50 años solo podemos felicitarnos por seguir formando parte de esta comunidad con el deseo de que sigan pasando los años y el Colegio ahonde en su vocación de compromiso con la educación de calidad, pero ratificando su espíritu joven, innovador, alegre, dinámico, fresco, comprometido con la libertad y tolerante. FELIZ ANIVERSARIO!!!

 

 

¡Muchas felicidades a toda la comunidad educativa del Colegio Heidelberg!